Transforma tu alimentación con proteínas vegetales 🥦

Permítanme compartirles algo: hace unos años, me encontraba luchando con problemas de salud y sobrepeso. Me sentía constantemente cansada y desanimada. Fue entonces cuando decidí hacer un cambio radical en mi alimentación.

Comencé a introducir en mi dieta proteínas de origen vegetal como el frejol negro, el canario carota, el frejol mung, el adzuki, los garbanzos, el pallar, el tarwi, las lentejas, las arvejas y las habas. Recuerdo la primera vez que hice un guiso de lentejas, estaba un poco nerviosa porque nunca antes había cocinado con ellas, pero resultó ser delicioso y muy nutritivo.

También empecé a consumir cereales integrales como el arroz integral, la avena, la cañihua, la quinua, la kiwicha, la cebada, el maíz y el centeno. Como amante del pan, fue un poco difícil para mí hacer el cambio a los cereales integrales, pero ahora no puedo imaginarme desayunando sin mi tostada de pan integral con aguacate.

Incorporé más verduras verdes y crudas en mi dieta, como la alfalfa, los berros, la arugula, el perejil, la acelga, la albahaca y las algas. Aprendí a hacer ensaladas creativas y deliciosas con estas verduras. Me sorprendió descubrir cuánto más energía tenía después de comer una ensalada fresca y crujiente.

Al principio fue difícil evitar las carnes, los productos lácteos y los alimentos procesados, pero con el tiempo me fui acostumbrando. Recuerdo una vez que fui a una barbacoa y todos estaban comiendo hamburguesas y salchichas. Me sentí tentada, pero en lugar de eso, opté por una deliciosa ensalada de quinua y vegetales asados.

Otra cosa que hice fue reemplazar los endulzantes artificiales con miel de abeja, chancaca, jugo de caña, panela, stevia o xilitol. Al principio, mi café no sabía igual sin mi habitual cucharada de azúcar, pero con el tiempo me acostumbré al sabor más natural y menos dulce.

También aprendí a cocinar con aceites prensados en frío, como el sacha inchi, el ajonjolí y la linaza, o el aceite de oliva extra virgen. Para freír, utilizo el Ghee o el aceite de coco, que dan un sabor increíble a los alimentos.

Además de hacer estos cambios en mi dieta, también empecé a hacer ejercicio físico diario, a tomar al menos 2 litros de agua por día y a tomar sol diariamente. Estos hábitos no sólo mejoraron mi salud física, sino también mi salud mental.

Hoy en día, me siento más saludable y enérgica que nunca. Mi piel brilla, mi mente está clara y mi cuerpo se siente fuerte. Y todo gracias a estos cambios en mi alimentación y estilo de vida. Así que si estás buscando hacer un cambio en tu vida, te animo a que pruebes estos consejos de alimentación saludable. ¡Te prometo que no te arrepentirás!

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